Esa reunión celebrada en Nueva York, con padre y madre indefinidos, ha sacado una Declaración sobre lo que se pretende hacer: un estado palestino independiente, soberano y (ojo) desmilitarizado, o sea, castrado. Nadie de los que hayan firmado eso puede creer de veras que eso va en serio. «Israel”, armado hasta los dientes y con el armamento del imperio inyectándosele en vena constantemente por EE.UU. y sus comparsas, en amorosa compañía con una Palestina desarmada al ladito. Ja, ja, ja. Naturalmente el chiste no tiene gracia porque ya sabemos todos que eso no va a suceder. Pueden poner en ese papel lo que les dé la gana los unos y los otros. No va a suceder.
Tampoco va a suceder que los resistentes, sea Hizbulá, sea Hamás, sea cualquier facción palestina, se vayan a desarmar a menos que realmente se las venza y se las desarme por la fuerza después de poder con ellas. Claro, lo pone en la Declaración y la camaradita Abbas, el Presidente de la (sin)Autoridad Palestina, lo dice, y lo redice, el que está bajo el poder absoluto de la potencia ocupante. Y otros lo dicen o pueden decir o redecir también. Pero “oiga usted, que no hemos nacido ayer, que ya sabemos lo que pasa a cuando a los palestinos o a los árabes se les hace desarmar porque todo se va a resolver por las buenas, sí, que los tontos de palestinos y árabes cumplen y los otros no cumplen y, al final, los palestinos y árabes se ven como vemos que se ven, asesinados en masa, a diario, a todas horas, bombardeados, despreciados, ninguneados, insultados, como si fueran maderos que ni sienten ni padecen”.
El gran pecado árabe ha sido la ingenuidad. Pero la ingenuidad es un defecto que, a diferencia de otros, que se enconan, la ingenuidad termina gastándose. Te la dan una vez, dos, tres… Pero llega una vez en que ya no. Esa vez para los árabes ya ha llegado. Acostumbrados a tacharlos de traidores, de vendidos, de todas las bajezas que a uno se le encaprichen, algunos o muchos, cuando ahora leen las perlitas de esa Declaración de los dos estados en paz y armonía uno al ladito del otro… pues viendo eso, los volvemos a tachar de traidores, vendidos, que han traicionado a Palestina, etc. Pero, no. Esta vez no. Sí, lo han firmado, han firmado esa declaración, pero la pérdida de la ingenuidad va acompañada de la percepción inconfundible de cómo el adversario ejecuta esa maniobra pérfida de incumplir todo lo pactado al mismo tiempo que sigue figurando como si lo pactado siguiera rigiendo. También, también, eso lo han descubierto los árabes. Deberían haberlo descubierto mucho antes, porque, descarado, ha sido descarado, pero, en fin, que ahora, si firman en la Declaración lo que han firmado, ya saben que de cumplir no hay obligación ninguna, bastará con que digan las palabritas oportunas y hagan los paripés que haya que hacer para que la situación les resulte lo mejor posible. Pero ¿cumplir? No, no lo van a decir en público ni en voz alta, pero ellos también habrán aprendido a torear. Han tenido buenos maestros y vergüenza, pues ya sabemos que es verde y que no será por falta de borriquillos que se las coman por lo que se tengan que preocupar.
Entonces, en cuanto al recorrido de esa idea o plan de los dos estados, ya sabemos que son solo palabras. Israel no lo ha admitido nunca ni lo admitirá, es contrario a sus genes. Los paripés pueden ser infinitos y continuos, pero esto se definirá sobre el terreno, únicamente sobre el terreno, principalmente por la guerra, más o menos general o declarada, por eso ni Hizbulá se va a desarmar, por mucha y buena comedia que nos presenten las instituciones y las organizaciones y gentes libanesas, ni Hamas, se va a desarmar, ni nadie se va a desarmar.
Y ¡ah, sí! todas esas pilas de miles y miles de millones de dólares (sí, todavía “son” dólares) que los jeques y reyes de los países del golfo le “prometieron” a Trump, cuando hizo su gran viaje exhibición por esos países hace unos meses ¿qué pasa con ellos? Pues eso, que eran miles de millones en el futuro, hablados, previstos, en principio, según como (por eso hemos entrecomillado el “son”, porque de momento han sido solo palabras y es muy probable, que en su gran mayoría todos esos miles de millones se queden en palabras, salvo que pueda haber negocios bona fide en los que los inversores árabes sí vean buenas perspectivas de, en efecto, hacer negocio). De lo otro, de dineritos porque sí, pues no. No hay nada firmado. También muy lograda esta comedia.
Egipto. Egipto es el perjudicado anónimo y encima criticado en toda esta historia. Hasta se le ha acusado de retener él todos los camiones de ayuda destina a Gaza. En primer lugar, es el que mas ayuda pone y ha puesto en esos camiones y en otras muchas cosas. En segundo, es el ejército sionazi, protegido hasta los dientes por EE.UU. y comparsas, el que impide la entrada. También se hace circular, y como si los que lo dicen estuvieran bien enterados, lo de los muchísimos millones de ayuda que EE.UU. destina a Egipto. No hay tal. Según el tratado al final de la guerra del Sinaí con Israel, esa ayuda se la presta EE.UU. a Egipto en forma de armas y ya les decimos a ustedes qué clase de armas pueden ser, no armas que Egipto luego pueda utilizar con ventaja frente a Israel, claro está, más bien el tipo excedentes u otra conveniencia, más bien el tipo de negocio en el que Egipto al final se diga, que sean lo que sean y sirvan para lo que sirvan, mejor en mis manos que en las suyas o en las de Israel. O sea, si Egipto quiere tener armas de verdad, se las tiene que buscar en otra parte. Y esa es toda la presunta ayuda de EE.UU. a Egipto.
En cambio, donde Egipto sí está perdiendo dinero a espuertas es en el Canal de Suez. Los hucíes del Yemen, ya lo sabemos y lo aplaudimos, tienen bloqueado el acceso marítimo al estadillo monstruo. Como resultado de eso, muchísimo tráfico marítimo por el Mar Rojo y el Canal de Suez se ha derivado alrededor de África. Es decir, esperamos y creemos que Israel esté en verdad perdiendo con el bloqueo de su tráfico marítimo, pero también estamos seguros de que Egipto está soportando pérdidas enormes y de mucho peso en una economía ya de por sí muy estirada. Y ¿qué es lo que a todo esto hace Egipto? Pues asume sus pérdidas y no se ha quejado en ningún momento por este motivo ni muchísimo menos ha hecho nada contra los hucíes del Yemen.
Egipto, como otros países árabes, siempre ha soportado a muchos refugiados. Cuando los países europeos hacen aspavientos y ponen tasas al número de refugiados que admiten, pareciera que para ellos eso es un gran problema y una gran generosidad si admite refugiados. Sin embargo, los países árabes, con las guerras y los males creados por el occidente, empezando por Palestina, se han visto y se ven inundados con millones y millones de refugiados y como si para ellos eso fuera nada. Egipto tiene más de diez millones de refugiados, a los que acoge sin hacer y atiende sin aspavientos.
Veamos ahora las cosas desde una perspectiva más general. ¿Qué ganan los países árabes -empezando por Palestina, claro- con la existencia de ese pegote maligno en su medio que es el estado sionazi? ¿Por qué iban a querer apoyarlo, traicionar (como les acusan algunos) a los palestinos y sostener algo tan poco conveniente para ninguno de ellos como es un estado problemático, que aspira a tenerlos de títeres, que los desprecia y con los que son racistas, y encima en competencia con ellos? ¿Por qué? ¿Cuál sería la razón? No la hay, solo se les supone la traición y los intereses turbios con el estadillo sionazi, porque los dan, de partida, como ruines y traidores y que sacan dinero de ello. ¿Qué dinero van a sacar de ello si el dinero para todo lo ponen ellos, como bien nos ha demostrado el viajecito-exhibición de Trump por aquellos lares? ¿Qué gana Egipto teniendo frontera con un estado con el que ha tenido varias guerras, que le robó el Sinaí por una temporada y que le está creando ahora mismo los problemas que le está creando? ¿Qué gana nadie del Oriente Medio -salvo marginalmente, como pudiera ser el caso de Turquía- con ese cáncer incrustado en su medio? No vemos ganancia ninguna por ningún lado salvo que se considere ganancia el hecho de que congraciarse con el estadillo monstruo sirva para que ya Los EE.UU. y comparsas los traten mejor. ¿Los tratan mejor? No, solo van a concederles lo que no puedan por menos que concederles para sus propios intereses y encima no son de fiar absolutamente nada. Lo mejor que saben hacer es dar puñaladas traperas y de esas los árabes han recibido demasiadas.
El único motivo restante para querer congraciarse con los imperiales de occidente sería el que son más poderosos y te pueden hacer lo que han estado haciendo todo el tiempo: crearte guerras y destruirte, desde dentro y desde fuera. Sí, ese sería el factor más claro. Pero precisamente para eso es para lo que quieren a Israel, para meterles guerra tras guerra problema, tras problema. Otra razón de más para que Israel como mejor les parezca es desaparecido e inexistente.
Y en ello están. Quien se quiera engañar será por su racismo antiárabe que los considera mierdas y traidores. Pero es que ellos a si mismos no se consideran así. Se quieren a sí mismos y se saben a sí mismos y salvo los acomplejados de turno no quieren que los eliminen y que eliminen a sus familias, a sus gentes, a sus civilizaciones ya sus hogares. Sí, se quieren a sí mismos, como deben quererse a si mismas todas las gentes bien nacidas.
Para terminar: no van a existir los dos estados. No sabemos lo que durará la pugna. Confiamos en que triunfe quien lo merece, quien a puesto más héroes, Palestina, pero será otro mundo, que rezamos porque sea más cariñoso, menos obseso con el poder y menos endiosado. Ser humilde -a no confundir con tener complejo de inferioridad- no es feo, es acogedor, es hogareño, es sencillo y fácil. Confiamos en que una vez allanadas todas las soberbias, todos los delirios, todos los exhibicionismos, vayamos a un mundo, sin complejos, con aspiraciones, pero sin pretensiones. Un mundo de leyenda ¿por qué no? Al menos con algo de leyenda.